Demetria Gene Guynes, conocida profesionalmente como Demi Moore, o popularmente como la teniente O’Neil, en “Ghost: más allá del amor” cuenta con algunos de los papeles más icónicos de Hollywood de las últimas décadas, aunque pocas personas llegaron a pensar que tendría un futuro tan brillante cuando era una adolescente que acababa de abandonar sus estudios. Y es que Moore no tuvo una infancia fácil y común.
La actriz fue abandonada por su padre Charles Harmon, cuando ella ni siquiera había nacido, por lo que su apellido está ausente legalmente, cuando su nacimiento y nombre fueron registrados, adoptando así el apellido de su padrastro, Daniel Guynes quién felizmente optó la posibilidad sin ningún tipo de problemas.
Guynes era un vendedor de publicidad de los periódicos, por lo que desafortunadamente, Moore y su familia tenían que mudarse de casa constantemente, por lo que terminaron viviendo en decenas de casas diferentes. Su madre, Victoria sufría de problemas alcohólicos a mayor magnitud, aunque esto no fue el problema mayor que habitó en la infancia de la actriz.
La peor de las tragedias llegó a la familia en el año 1980, cuando Daniel se suicidó tras el divorcio de la pareja. La madre falleció 18 años luego de este incidente, debido a la causa de un tumor cerebral maligno.
La salud de la niña Moore también era un factor importante, ya que varios de sus problemas personales se debían a la presencia constante de estos males. Mientras era una niña, Moore tuvo varios problemas de salud, se sometió a dos operaciones para corregir su estrabismo y sufría disfunción renal.
Con tan solo 16 años de edad, ya asentada en California, la estrella estadounidense decidió abandonar el instituto y convertirse en modelo, un paso que le acercaría a su futuro como actriz, pero que le llevó a tomar algunas malas decisiones, como casarse a los 17 años con Freddy Morre. Sin embargo, fue en esa época donde conoció a Nastassja Kinski, quien le inspiró para comenzar a estudiar interpretación.
Demi también se vio introducida en el mundo de las drogas, por lo que tras conseguir el papel de Jackie Templeton en Hospital General, la actriz dio inicio al consumo de cocaína. Su adicción fue aumentando hasta que acudió en muy mal estado al rodaje de St. Elmo, punto de encuentro, película dirigida por Joel Schumacher. El director la expulsó de la grabación, lo que provocó que se replanteara su problema con las drogas y diese un giro de 180º a su vida.
Unos años después llegaría la amorosa historia que encantó a una gran cantidad de espectadores “Ghost: Más allá del amor” y Demi Moore se convertiría en una actriz conocida en todo el mundo, película por la cual su estrellato dio una sacudida, colocándola en grandes posiciones de la industria, abriéndole más puertas, y que lo que era seguro, no desaprovechó.
