Las caries en los primeros dientes de los niños

caries en los primeros dientes
La caries en los primeros dientes en niños constituye uno de los problemas de salud mas frecuentes, con repercusiones negativas en el futuro.

Las caries no es un problema que afecta sólo los adultos. También afecta a los niños que tienen dientes de leche. Este problema es bastante común, y los padres quieren saber si es necesario tratar las caries en los primeros dientes de los niños.

Por desgracia, muchos padres son de la opinión de que los dientes de leche no necesitan ser tratados. Quizá porque piensan que no son duraderos y deben esperar a los dientes permanentes. Otro problema, por la que muchos no se atreven a visitar al dentista es el miedo que puede tener el niño antes de entrar al consultorio dental. Pero estos puntos de vista están equivocados. El cuidado correcto de los dientes del bebé influirá en la salud de los dientes que crecerán en lugar de los dientes leche.

Es necesario tratar las caries en los primeros dientes de leche

Existen diversas razones por las que es importante ponerse en contacto con su dentista. Como es bien sabido por cada pequeño diente de leche, existe un germen que puede llegar al diente permanente. Cuando el niño tiene caries y no son tratadas, hay una alta probabilidad de perder el futuro diente permanente.

La extracción de dientes de leche no tratada puede conducir a la curvatura de la dentición y el niño futuro tendrá que alinear la dentición. Además, los dientes de leche no tratados son una fuente de infección. La caries de los dientes deciduos interfiere con la digestión del niño. Para que los niños no tengan problemas con los dientes es muy importante la prevención de la caries dental.

El cumplimiento de algunas de las recomendaciones le ayudará a evitar problemas con las caries de los dientes de leche. Diga lo importante a su hijo que es ir al médico para tratar los dientes. La primera visita al dentista tómelo como una forma de viaje animado con el fin de introducir a su bebé al médico. Si el niño se torna travieso o termina llorando, no lo regañe y trate de animarlo para su próxima visita.