Muchos son los bigotudos que han hecho historia. Desde Groucho Marx hasta el gato Félix. Entre tanto mostacho varonil, no tan varonil y hasta femenino, traemos sólo algunos casos capilares más sobresalientes.

Famosos bigotudos

Salvador Dalí

Un bigote de ensueño, basado en sus propios sueños. Un mostacho “Salvador” del que siempre hizo gala. Un bigote rococó, de donde acaba el genio a donde empieza el loco. Hoy inmortalizado en el tiempo, los bigotes de Dalí parecen las manecillas de uno de sus relojes derretidos.

Enigmáticos, geniales, excéntricos. Más surrealistas que su obra. Deberían estar en el museo Louvre, en el prado, en el MOMA. Lamentablemente, se fueron con él a la tumba.

Cantiflas

Un bigote único e ingenioso, como su humor. Corto y sin sentido, como sus frases. A diferencia de los demás mostachos, frondosos e imponentes, Cantinflas era un bigotudo lampiño. Como de pelado mexicano.

Un desierto proyectando dos sombras hacia los lados. Como las manchas de un Quijote que hacía las veces de Sancho Panza. De patrullero, padrecito y bombero atómico. Un bigote cantinflesco como su legado. De muy pocos pelos, que se quedaron clavados para siempre en nuestra memoria.

Frida Kahlo

No puede haber nada más horrible que una mujer con bigote. Ni nada más que hermoso que Frida Kahlo. El mostacho femenino ante el cual cayeron rendidos Diego Rivera, León Trotsky y el mundo del arte. Un bigote tan delicado como su pincel.

Ni la mismísima Salma Hayek pudo resistir la tentación de dejárselo natural. Olvídate de Betty la Fea y su insípido bozo. El de Frida es el más femenino que haya dado una tierra famosa por parir machos.

Adolf Hitler

El bigote hitleriano lo hizo famoso. Pero lo ridiculizo Chaplin en su película El gran Dictador. Un bigotudo pequeño como el corazón de un tirano. Déspota como los fachos mostachos de Franco, Stalin y Videla. Unos cuantos pelos peinados ordenadamente como un ejército, una vellosidad con ínfulas de raza superior.