La espectacular Emma Roberts y su recorrido en el ámbito escénico

Emma Roberts conversa sobre su pasión por los libros y de una imaginación exuberante como su primordial motivación al momento de ser actriz. Su apellido, hija del actor nominado al Oscar Eric Roberts, y esa mueca que ha heredado de su tía, la famosa de famosas Julia Roberts, recuerdan la relevancia de los genes cuando uno desea probar suerte en Hollywood. “Para mí Julia no es una estrella, es mi tía”, dice con sencillez la joven intérprete de 25 años.

rs_634x872-150921110226-634-emma-roberts-emmy-accessories-092115Ella es sensata de que los lazos conocidos el cual le han abierto muchas puertas para estar donde está, transformada en un referente para su generación, plantando una carrera en filmes autónomos como el que terminó de estrenar en España, Nerve, y un icono de la moda que usualmente estampa en las listas de las mejores vestidas. “La moda me encanta tanto que me da vergüenza la ilusión que me hace”, confiera la nueva musa de la firma Lands’ End o del hogar de lencería Aerie Real de American Eagle.

Roberts recuerda desde niña entre lienzos. No tanto debido a su padre, a quien escasamente nombra dado que creció al lado de su madre luego del divorcio de los dos, sino por su tía, que desde chiquita la trató como la hija que no tuvo. “No te miento si te menciono que me escondía en los camerinos para huir de mi madre cuando venía a buscarme de lo encantada que estaba con la persona que hacía películas. Todo el tiempo me cuentan los berrinches que me daban cuando me ponían una película de dibujos animados, chillaba porque yo anhelaba una con humanos de verdad”, se ríe de sus años de infante.

En su desarrollo, siguió manifestando su carácter. Como esa disputa hace ya varios años con su entonces novio Evan Peters en el cual los dos estaban en Montreal y que terminó con su detención en lo que fue descrito por los dos como “un desdichado incidente”. La intérprete conoce, por lógica o por familia, que de esas cosas no se habla en público. Sí se arrepiente de la presión que han agregado a su vida el continuo acoso de las redes sociales, los selfies y las fotografías robadas y subidas a la Red sin su autorización.

Confinando en la locura, es de las que oculta la cámara de su computadora y le inquieta que nada desaparezca de la Red. Si bien posee Twitter e Instagram, que abrió “cuando la Red era entretenida” y conserva por razones profesionales, como conversar de forma directa con los fans de su serie Scream Queens, se logra además de entrar sobre las noticias o lo utiliza “como inspiración en temas de moda”, guarda una cierta distancia con Internet. “Están los que hacen lo que sea con tal de tener más seguidores. Yo no soy de esos”, se aleja de un valor agregado que desarrollan muchos de su generación. Ella afirma que está chapada a la antigua; asimismo prefiere redactarle postales a su madre cuando está lejos o llevar su agenda en papel.