En su época ya Marilyn Monroe conocía el poder de las proteínas y las consumía en la dieta.
En aquellos tiempos, era raro oir sobre las dietas de una persona famosa. A menos que esta fuera orgánica y ecológica. O que tuviera por medio un contrato de publicidad con marcas de merengadas de proteínas.
Pero, al parecer varios años atrás en Hollywood no se sonrojaban al manifestar que era lo que consumían en sus comidas del día. O si seguían alguna rutina de ejercicio.
Marilyn era una de esas famosas que ya en la década de los cincuenta, compartió con una revista reconocida sus rutinas. Expreso su afición por alimentos ricos en proteínas, su rutina para fortalecer el busto. Y una continuidad de hábitos enfocados en conservar su apariencia física.
La dieta y la rutina de ejercicios las manifestó en el siguiente orden:
Intranquilidad por mantener su apariencia física
Ella expresaba que el principio de su vida se preocupaba por comer lo suficiente. Pero en ese momento solo se preocupaba por no comer demasiado. Al principio de su carrera no practicaba mucho deporte. Después de un tiempo comenzó a invertir diez minutos cada mañana para hacer pequeñas rutinas de ejercicios. Sobre todo, para fortalecer los músculos, ya que deseaba mantenerlos firmes.
Como era su rutina de ejercicios
Era una rutina muy simple, para preservar el busto firme. Consistía en levantar pesas de cinco kilos con los brazos en perpendicular al cuerpo. Haciendo movimientos en un Angulo de noventa grados. Expresaba que realizaba esto quince veces, despacio. Y hacia repeticiones de este ejercicio otras quince veces mas con los brazos sobre la cabeza.
Después con los brazos a cuarenta y cinco grados al suelo, moviendo las pesas en círculos hasta que se cansaba.
En que constaba su desayuno
Su desayuno era considerado algo extraño. Aunque ella no lo veía así. Revelo que antes de ducharse cada mañana, calentaba una taza de leche, a la cual le añadía dos huevos. Y se lo bebía mientras se duchaba. Posteriormente complementaba ese desayuno con pastillas multi-vitamínicas.
Dudaba que algún doctor pudiera recomendarle un desayuno más completo y nutritivo que ese.
Y para finalizar, su cena
Cena de lo más simple. Cada noche se disponía a comprar filete de ternera, chuletas, o hígado. Para cocinarlo luego en el horno eléctrico que tenia en su habitación.
Generalmente comía cuatro a cinco zanahorias crudas con la carne que preparaba. Y listo.
