Shirley Temple, una niña prodigio de Hollywood

Shirley Temple
Shirley Temple

Shirley Temple fue la primera actriz de Hollywood catalogada como una niña prodigio. A sus apenas cinco años era una niña gran profesional en la interpretación y la danza. Tenía una habilidad extraordinaria para aprenderse sus diálogos los cuales endulzaba con su tierna y afectuosa sonrisa.

A los siete años lograba adueñarse de un Oscar. Su carrera cinematográfica fue breve pero exitosa. Al crecer, la niña había desaparecido y su papel en el cine dejó de tener relevancia. A pesar de esto, Shirley no se convirtió en una mujer deprimida por un éxito prematuro y perdido, al contrario, encamino su vida profesional hacia la diplomacia.

Shirley Temple, La niña prodigio

En mil novecientos treinta y cuatro cuando tenía seis años apareció en la película Stand Up And Cheer. Un musical que la catapultó al éxito. Desde ese momento, su carrera como actriz y niña prodigio arrancaría velozmente y con grandes éxitos de taquilla.

Alrededor de Shirley se creó un productivo negocio de muñecas imitando a la pequeña actriz, mientras continuaba trabajando en muchas películas. Tal fue su precoz gloria, que la Academia de Hollywood le otorgó un Oscar especial por su contribución al mundo del cine.

En mil novecientos cuarenta cuando Shirley Temple dejó la Twentieth Century Fox, su carrera empezó a decrecer. Empezaba a convertirse en un adolescente. Continuó activa en el mundo del entretenimiento. Sin embargo, sus apariciones eran más secundarias que protagonistas.

La niña que ya era una bella joven de diecisiete años, en mil novecientos cuarenta y cinco, se casaba con un soldado, John Agar, aspirante a actor, con quien tuvo una hija. En mil novecientos cuarenta y nueve se divorcian, y al mismo tiempo, Shirley decide retirarse del mundo del cine.

Diplomática

Ya fuera de las cámaras de cine, Shirley inició una carrera en el mundo de la política y la diplomacia que la convirtieron en delegada de las Naciones Unidas en mil novecientos sesenta y nueve. Como embajadora de su país en Checoslovaquia, sería testigo directo de la conocida Revolución de Terciopelo.

En los últimos años, Shirley Temple acumuló varias recompensas conmemorativas y formó parte de la dirección de algunas de las grandes empresas del cine y la televisión y de asociaciones sin ánimo de lucro. Temple falleció el 10 de febrero, a los ochenta y cinco años.