Fallece la intérprete y bailadora de Madrid Teresa Vallejo

A los 53 años de vida ha muerto de cáncer pulmonar la bailadora e intérprete madrileña Teresa Vallejo, artista vehemente, el cual su distinción alumbraba cada una de sus interpretaciones. Su carrera, pasó en tres tiempos: Comenzó en los tablaos, lugar en el que fue perfeccionando su estilo y su evidente carácter; el del flamenco teatral, en el que bailó con Antonio Canales, le cantó Diego el Cigala y estuvo presente en el rodaje de Carmen, de Antonio Saura, la coreografía fue preparada por Gades; y el que pasa tras su debut como intérprete, en el papel de La Soberbia, en el auto El Gran Teatro del Mundo, encaminada por Miguel Narros, en 1992.

Comenzó su corrida bailoteando en El Corral de la Morería, tablao dirigido por Blanca del Rey. Fue donde hubo un tiempo en el que el gran reclamo del Café de Chinitas, junto a Alejandro Granados, y estrella del ficticio Zambra. Taponó su época en los tablaos hace 16 años, en el Al Andalus. Dentro del ballet flamenco, comenzó con Rafael de Córdova, el cual cuya empresa rodó por América. Danzó la Carmen encaminada por Pier Luigi Pizzi en Montecarlo, perteneciente en ese entonces al cuerpo de baile de la empresa de Rafael Aguilar, que cuya esposa reemplazó en Rango, adaptación de La casa de Bernarda Alba. La Tania la concertó para danzar con ella en los Estados Unidos, y en Japón bailó por si sola con Shoji Kojima.

Vallejo despuntó por su personalidad racial, su excelente planta, su poderosa atávica y la anchura de su distinguido braceo, el cual era un imán escénico y ponía en peligro con eclipsar a cuantos la cercaban. Pronto se acentuó conjuntamente por su fonología letárgica, con la que comenzó a sacar partido en Te lo dirán los ojos (1996), donde, con semejante habilidad, bailaba y pronunciaba poemas de José Ángel Valente, Ángel González y José Hierro.

Apaleaba de un temperamento funesto, pero era divertida y hondamente festiva. Cristo hembra (2008), entretenimiento de autoría propia, encaminado por Marcus von Wachtel, es un ejemplo de su constancia, tan fundamental como acertado, en lograr concurrir el lenguaje del teatro con la hondura flamenca. De entre los distintos espectáculos que coprotagonizó gracias a la dirección de Sonia Sebastián, subraya Lorca al vacío (2012), de María Velasco, jolgorio desprendida del teatro imposible de Federico.

Dentro del mundo del 7mo arte, laboró con Benito Zambrano, Víctor Pérez, Fernando Merinero Herrero y Chus Gutiérrez. En el ámbito televisivo, intercedió en Amar en tiempos revueltos, Hospital central, Aquí no hay quien viva y El comisario.

En su velorio, en esa noche, sus camaradas la conmemoraron con alegría: Juan Herrera, le leyó poesía de Hierro, medido por la guitarra de José Luis Montón; Montse Cortés y Ascen, le entonaron la lorquiana Nana del caballo grande; Sergio Arroyo, un tema de su autoría, y Paco del Pozo, uno extraído de Vino amargo.